Eran días raros.
Así, tal y como suena, raro.
Me levantaba como una autómata, un pie, ahora el otro, derecha, izquierda. Asiente con la cabeza y pronuncia un cordial saludo. Disimula. Me miraba al espejo y me decía a mí misma: "sonríe" para que nadie se dé cuenta y tu secreto, aunque a voces, siga siendo un secreto.
Pero de repente fue distinto.
Volví a quedarme dormida por las mañanas. Y a cantar en la ducha. Volví a mancharme con los grumitos del cola-cao. Me emocioné al oír mi canción. Era consciente de mi alrededor. De mi vida. La echaba de menos.
Hoy ha sido distinto, por todo eso, y porque me he mirado al espejo y he sonreído. Porque quería. Porque me apetecía sonreír. Qué coño! Porque sigo pudiendo ser feliz.

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