Seguro que pasa algo con el billete.
A mi el otro día me lo dieron para el destino contrario.
O que te tropiezas con las escaleras y todos te miran.
Buscas tu asiento, sí, he aprendido a mirar el billete, odio ir casi dormida y que alguien me interrumpa porque es su sitio.
Arranca, y ves como la gente de la estación se hace pequeñita. Ves la verde Galicia que tanto me enamora, hasta sientes su brisa, y el olor de hierba húmeda.
Chove.
Las gotas de lluvia hacen carreras en la ventanilla. La chica del reflejo soy yo? Dios mío, qué ojeras, estudiar tanto no me sienta bien.
La señora que está a mi lado está leyendo a Vargas Llosa... podría reventarle el final. Bah, hoy seré buena.
Madre mía que tenemos aquí! menudo bombón se me ha sentado enfrente... Bueno, ya tengo alegría para todo el viaje...
Y así, sumando anécdotas. Gente que te mira mal y piensa: esta chica está loca. Gente que está mucho más loca que tú. Hombres trajeados retocando su powerpoint. Niños entusiasmados ante su primer viaje en tren. Viajes casi de madrugada, soñolientos. Conversaciones ajenas. Música. Libros y más libros. Nervios. Peregrinos. Lluvia, lluvia y lluvia. Orballo, chuzos, sarabia. Paisajes verdes, cielos azules.
Lo voy a echar de menos.
Pero no te vayas muy lejos, pronto vuelvo al andén.

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