Vivir no es bordear con miedo los obstáculos. Buscar el camino fácil y recto, que nos mantenga a salvo de las preocupaciones, de las emociones. Planear cada segundo de nuestra vida, observar a través de una burbuja la naturaleza viva. Escribir historias de aventuras que jamás viviremos. Convertir nuestra rutina en un guión, y lo peor de todo, ni siquiera la obra de teatro es buena.
No, yo no quiero eso.
Yo quiero mirar fijamente el sol hasta que se me salten las lágrimas. Pasear de noche y que el tiempo se convierta en un absurdo. Bailar sin descanso aunque los pies se deshagan en heridas. Respirar aire puro, limpio. Sentir las caricias del viento. Besar el silencio. Dormir contigo.
Vivir es, al fin y al cabo, cantar bajo la lluvia arropada por la noche y pisar los charcos, nunca saltarlos.
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