Mi frase favorita de la obra. Así quedaba ella en el final, despojada de todo, un cuerpo sin vida que se apagaba, sin desastre ni masacre, se dormía.
Así se fue quedando mi creación. Investigué mucho, leí, me dejé crecer una larga melena de reina que mis vasallos pudiesen peinar, me desnudé ante mis pensamientos y hurgué en las sensaciones más profundas. Experimenté con la lágrima, con la risa, con la sensualidad y con el llanto callado, construí poco a poco una compañera de viaje, y me convertí en ella.
Sentí cada latido de su corazón al ver a su enamorado, grité por culpa de su miedo y lloré hablando de su rabia. Morí por lo que ella era.
Y ahora me la quitan. Como una rosa a la que le vas quitando poco a poco los pétalos, y te quedas con el tallo desnudo.
Pero siempre será mía, aún despojada de la fama y el aplauso, de la vida y la muerte trágica, del amor y de mi enamorado, aún así, siempre será mía.